Integrantes de la agrupación AIS RoboCup USM representarán al país trasandino en la RoboCup Soccer League 2018, una competencia de fútbol de robots a nivel internacional, que se disputará en Montreal, en Canadá.
Se trata de AIS RoboCup USM (del inglés Artificial Intelligence Soccer), una unidad de la iniciativa Innovación y Robótica Estudiantil de la Casa de Estudios, que durante junio se trasladará a Montreal, Canadá, para disputar la categoría small size del campeonato internacional, división que este año reunirá a 21 equipos provenientes de 13 países.
El grupo conformado por sansanos aspira a aportar con un grano de arena al desafío autoimpuesto por RoboCup, logrando promover la investigación y educación sobre robótica e inteligencia artificial (IA). Ricardo Alfaro, estudiante de Ingeniería Civil Electrónica y actual jefe del equipo, afirma que “esperamos que nuestro trabajo contribuya a que aparezcan más iniciativas de este tipo, que utilicen como base lo que desarrollamos y construyan sus propios robots”.
RoboCup
Sobre cómo será RoboCup Soccer League 2018, los estudiantes explican que los partidos se disputan entre dos equipos de seis robots de no más de 15 centímetros de alto cada uno, que juegan con una pelota de golf en una cancha de 9×6 metros. Además, los encuentros disponen de una cámara que registra los movimientos de los robots, y un computador que decide cómo será la jugada que llevarán a cabo. Así lo comentó Alfaro:
Cada robot tiene roles en el campo; unos de defensa, otros atacantes y un arquero, con la misma dinámica de un partido de fútbol humano. La información es idéntica para ambos conjuntos, por lo que el plus está en cómo procesas esos datos, cómo planeas hacer tus jugadas, y en cómo marcas diferencias con los rivales.
Se trata de AIS RoboCup USM (del inglés Artificial Intelligence Soccer), una unidad de la iniciativa Innovación y Robótica Estudiantil de la Casa de Estudios, que durante junio se trasladará a Montreal, Canadá, para disputar la categoría small size del campeonato internacional, división que este año reunirá a 21 equipos provenientes de 13 países.
El grupo conformado por sansanos aspira a aportar con un grano de arena al desafío autoimpuesto por RoboCup, logrando promover la investigación y educación sobre robótica e inteligencia artificial (IA). Ricardo Alfaro, estudiante de Ingeniería Civil Electrónica y actual jefe del equipo, afirma que “esperamos que nuestro trabajo contribuya a que aparezcan más iniciativas de este tipo, que utilicen como base lo que desarrollamos y construyan sus propios robots”.
RoboCup
Sobre cómo será RoboCup Soccer League 2018, los estudiantes explican que los partidos se disputan entre dos equipos de seis robots de no más de 15 centímetros de alto cada uno, que juegan con una pelota de golf en una cancha de 9×6 metros. Además, los encuentros disponen de una cámara que registra los movimientos de los robots, y un computador que decide cómo será la jugada que llevarán a cabo. Así lo comentó Alfaro:
Cada robot tiene roles en el campo; unos de defensa, otros atacantes y un arquero, con la misma dinámica de un partido de fútbol humano. La información es idéntica para ambos conjuntos, por lo que el plus está en cómo procesas esos datos, cómo planeas hacer tus jugadas, y en cómo marcas diferencias con los rivales.
Los organizadores de este inusual campeonato.
Al igual que en el deporte tradicional, esta disciplina también cuenta con un árbitro, quien posee un programa de interfaz que se comunica con los robots. Sin embargo, una gran diferencia con los humanos, es que en el fútbol robótico es obligatorio hacer críticas al trabajo de ingeniería y software de los contrincantes, con el fin de generar una retroalimentación que permita la mejora constante de los equipos.
Una de las principales motivaciones para entrar al equipo, señalan los estudiantes, fue poder aplicar los conocimientos que se adquieren en el salón de clases. Para Ricardo Alfaro, también es importante “la posibilidad de trabajar en equipo y unificar criterios, porque tenemos que saber darnos a entender a la hora de explicar problemas técnicos”.
Por su parte, Pablo Yáñez sostiene que encontró su fuente de motivación en “realizar actividades de desarrollo multidisciplinario, donde, además de aterrizar lo aprendido y llevarlo a las manos, es necesario saber gestionar tiempos, personas y a uno mismo, para así poder cumplir las labores propias y conjuntas”.
De acuerdo con Felipe Pinto, encargado de software del proyecto, su mayor estímulo fue “poder participar del trabajo en el área de la inteligencia artificial aplicada a la robótica, y la capacidad de, potencialmente, innovar en ese campo”.
Asimismo, Alfaro añade que “cuando alguien ingresa al equipo, nosotros preguntamos por fortalezas, intereses y deseos de aprender, para designarlo dentro de una de las cuatro áreas de desarrollo: gestión, software, hardware, e implementación. Pueden entrar sin necesidad de tener conocimiento previo, porque los más experimentados se encargan de ayudar y entregar tareas básicas”, finaliza.