Lo último que vio Agustín (18) antes de que todo se volviera negro fue a su primo desplomándose en la calle. Horas después confirmaría que el recuerdo no era parte de una pesadilla, sino el final de una tarde que empezó con un partido de fútbol y terminó en tragedia.
Daniel Alejandro Acosta (16), el primo de Agustín, no pudo contar qué fue lo último que vio. Recibió un balazo en el pecho y otros dos en la espalda, intentó correr y cayó. Un vecino lo subió a un auto para llevarlo hasta el hospital. Cuando llegó ya estaba muerto.
El autor de los disparos fue un adolescente de 17 años que vive en el barrio San Eduardo, en Ciudadela. El sábado 21 de julio, cerca de las 16, fue hasta una de las entradas del complejo de viviendas, se cruzó con un vecino que sacaba la basura y empezó a preguntarle por Daniel. Lo hizo a los gritos, para que lo escucharan. Y lo escucharon.
Daniel estaba de vacaciones y se había quedado en la casa de su abuela.
«Estábamos tomando una gaseosa con mi primo, mi hermano y un amigo, después de un partido de fútbol. Cuando escuchamos que nombraban a Dani salimos para ver qué pasaba. Vimos que había dos pibes del barrio. Uno de ellos mostraba un arma y decía que nos iba a matar a todos», cuenta Agustín a Clarín.
En medio de los gritos, se repetía una acusación. Los autores de la amenaza aseguraban que Daniel había entrado a robar la noche anterior a la casa de uno de ellos. El primo de la víctima asegura que estaba equivocado. «Habíamos estado juntos la noche anterior, festejando el Día del Amigo. A las 5 de la mañana nos fuimos a dormir a la casa de mi abuela, porque como ninguno de nosotros vivimos en San Eduardo nos quedamos ahí cuando vamos», explica.
De los insultos pasaron a los golpes. Agustín pegó una trompada. El receptor del golpe le reclamó a su compañero: «Tirale». El otro atacó la orden sin dudar: le dio dos balazos en las piernas y comenzó a correr.
«Yo caí al piso y vi que Daniel y mi hermano salieron a perseguirlos. Después vi que mi primo volvía y se desplomó en el piso. No me acuerdo de más nada», cuenta Agustín. Habla pausado, juntando fuerza para no quebrarse, y bajo los efectos de los calmantes que toma para soportar el dolor. Los disparos le provocaron serias heridas en las piernas y tiene por delante una larga rehabilitación.
Daniel, que vivía con su mamá en Moreno y había ido unos días a la casa de su abuela, recibió un primer balazo en el pecho. Luego le dispararon por la espalda. «Se dijeron muchas mentiras. Que se trataba de un ajuste de cuentas narco. Mi hijo no vendía droga, no robaba, nada de eso. Estudiaba y cada vez que podía me pedía venir a trabajar conmigo como plomero», cuenta Darío (37), papá de la víctima.
Fuga, DNI falso y amenazas
Los familiares de la víctima denuncian que el acusado se mueve con libertad por Ciudadela y otras localidades de Tres de Febrero. Incluso, aseguran, se jacta por redes sociales de que consiguió zafar de un control policial con un DNI falso que le prestó un conocido.
No es una cara nueva para los policías de la zona. En abril de este año estuvo detenido por portación de arma. Mientras se mantiene prófugo, tuvo tiempo para enviarle un mensaje a las víctimas. Lo hizo a través de una cuenta de Instagram. «No te regales que voy a volver por cada uno de ustedes. No sabés con qué gusto apreté ese gatillo para volarte las piernas y para el otro ni te cuento. Si me fui es porque son re ortivas, porque si fuera por ustedes ya no estaría ninguno», le escribió a Agustín.
Este sábado, familiares y amigos de Daniel marcharán para reclamar la detención del asesino. Se movilizarán a partir de las 16, desde Gualeguaychú al 1900 hasta la comisaría 2° de Ciudadela.