Vasos de agua, sonrisas y ningún pañuelo para «llorar, porque no hizo falta», como lo graficó uno de los participantes de la reunión. Así transcurrió el encuentro que sostuvieron, durante poco más de una hora, representantes del Gobierno y la cúpula de la UIA, en la que ambos sectores sumaron gestos de «distensión» luego de los cortocircuitos que protagonizaron la semana pasada.También avanzaron en la elaboración de una agenda de trabajo para encarar los temas en los que hay diferencias.
A su lado, el titular de la UIA, Miguel Acevedo, compartió el optimismo, habló de una «nueva etapa» para una Argentina «que necesita ampliar mercados», y se comprometió a avanzar en «el trabajo en conjunto» las mesas de trabajo sectoriales, a las que-según Cabrera-se comprometió a asistir el propio presidente Mauricio Macri, que finalmente no pasó a saludar a los invitados. «Son mesas que ya están constituida, y el Presidente va a participar, aunque aún nos falta confirmar las fechas», dijo Cabrera a La Nacion. «Vamos a tratar de trabajar más en conjunto para ir resolviendo los temas difíciles», dijo Acevedo, gratamente sorprendido porque la reunión «duró mucho más de lo que pensaba». Ambos negaron que las altas tasas confluyan en contra de la producción. «Entramos en un país mucho más abierto al mundo, hay que trabajar en la competitividad para exportar», dijo el titular de la UIA, en crítica a la gestión kirchnerista y a su secretario de Comercio Guillermo Moreno. «Pero esto lleva tiempo», advirtió.
A las 12 en punto, el jefe de gabinete Marcos Peña y Cabrera recibieron en el despacho del jefe de gabinete al titular de la UIA y sus dos vicepresidentes, Daniel Funes de Rioja y Luis Betnaza. Junto a Cabrera estuvieron sus colaboradores Matías García Oliver y Fernando Grasso.
Pared de por medio, el presidente Mauricio Macri conversaba con la presidenta de Croacia, Kolinda Grabar Kitarovic, que había ingresado, puntualmente a la misma hora, por la explanada hacia el despacho presidencial.
Para el Gobierno, no había lugar para demasiadas sorpresas. «El diálogo con ellos es permanente», repetían, y daban dos ejemplos de la semana pasada: el martes, un rato después de que Macri lo felicitara en la reunión de gabinete por su frase contra los empresarios, Cabrera se reunía con Acevedo y José Urtubey. Y el jueves, el propio Peña visitaba la escuela industrial modelo que la empresa Techint construyó en Campana y se mostró junto a Betnaza. El propio Presidente había defendido a Techint y Aluar en una comunicación telefónica con el propio presidente norteamericano Donald Trump. «La diferencia es en los discursos, no de fondo», había dicho Funes de Rioja antes de llegar a Balcarce 50 como anticipo de la buscada distensión.