El Intendente José Rodríguez Ponte dialogó con el Grupo La Provincia.
¿Cuáles son los principales desafíos de su gestión para este año?
Mi principal desafío es tratar de correrme del año electoral, para poder seguir gestionando tranquilamente, y esperar una respuesta de la Provincia y de la Nación para lograr cosas para General Lavalle. Para tratar de no ensuciar la gestión con disputas electorales.
–Hablando del avance de la gestión municipal, ¿cómo ha terminado el 2022 y cuáles son las proyecciones o los principales ejes de la gestión para 2023?
El año 2022 terminó, si se quiere, por efecto de la naturaleza, trágicamente, porque la sequía que tenemos provoca daños a la producción y provoca daños a los mismos habitantes del pueblo de General Lavalle, ya que la planta de ABSA de General Lavalle se surte de agua que trata y luego distribuye agua potable entre los habitantes, del Canal 2. Ese Canal 2 hoy está detonado y cortado en algunas partes, y además sufre una invasión salina por las crecidas de la Ría de Ajó, y eso provoca que se distribuya agua semisalada, que deteriora los calefones y los termotanques. Pese a gestiones que se vienen realizando, concretamente desde 2016, en todas las instancias vinculadas, como ser Autoridad del Agua, ABSA, Infraestructura, Recursos Hídricos, para solucionar el tema del agua. Hoy por hoy, desde la Municipalidad, yo estoy buscando fuentes alternativas de agua para que ellos puedan tratarla y sea un líquido elemento más compatible con el consumo humano.
–¿Cómo es el vínculo que mantuvo en estos años con la Provincia de Buenos Aires?
El vínculo es bueno. Pero hoy por hoy están ensuciando la gestión, diciendo que acá no se ha gestionado nada, y tengo frente a mis ojos en este instante todos los reclamos que se han hecho, todas las obras que se han pedido desde 2016 hasta la última reunión que tuve con Roberto Blanco, el presidente de ABSA, con Roberto Jelinski, el subsecretario de Recursos Hídricos. Eso es lo que me molesta, en definitiva: la mentira.
–Intendente, no puedo dejar de preguntarle por las elecciones. ¿Usted ya ha definido su futuro político?
Eso yo no lo defino. Lo define el partido político que me trajo a esta gestión. Yo no soy ni el gestor del dedo mágico ni el iluminado que decide quién es el candidato. Existe una organización cuya principal función es esa: marcar un rumbo y decidir internamente quiénes son los mejores para la construcción del espacio municipal.
–Pero ¿le gustaría volver a presentarse a un nuevo mandato?
No es una cuestión de gustos tampoco. Es una cuestión de que vengan los mejores: los más capacitados y los que más pueden ocuparse. Si no, el intendente y/o algún personaje de los partidos políticos se transforman en lo que yo denomino el hombre higuera: debajo de la higuera no crece nada. Y eso trae el descreimiento, de la juventud sobre todo, porque ven techos arriba suyo que no los pueden traspasar. Desgraciadamente, necesitamos más democracia.
–Por último ¿cómo analiza la actualidad de la UCR en la provincia de Buenos Aires?
No cabe duda de que está tratando de rearmarse y pasar de un estadio de coalición electoral a una coalición de gobierno.
–¿La ve con más fuerza, con más determinación que en otros años electorales?
Parece que sí. Por lo menos, es lo que se percibe de sus dirigentes.
–Entonces, hay buenas expectativas pensando en las elecciones.
Yo creo que sí, por supuesto.