Emilio Disi murió esta mañana según pudo confirmar LA NACION, después deperder la batalla contra el cáncerHace un mes había sido internado de urgenciay permanecía desde entonces en el Fleming. Su salud empeoró rápidamente con el correr de los días. Según trascendió, desde ayer estaba recibiendo fuertes dosis de morfina para contrarrestar el padecimiento de los tratamientos que realizaba contra el cáncer, y sus familiares esperaban el triste desenlace. Tenía 74 años.

El comediante argentino

Talento, histrionismo y carisma. Emilio Disi -Emilio Roberto Parada, según su nombre de nacimiento- es, fue y será uno de los grandes comediantes que tuvo nuestro país y ya vive en la memoria colectiva de todos los argentinos.

Nacido en 1943 en el barrio de San Cristóbal, solía contar que sus primeros recuerdos transcurrieron en la habitación en la que vivía junto a sus tres hermanos y sus padres. Poco después de que cumplió 15, la familia pudo mudarse a un departamento más grande que el padre obtuvo al conseguir trabajo de encargado de un edificio.

Así comenzó una prolífica carrera. Se inició en los café concert de la época con sketches cómicos y, luego, llegó su primera experiencia en cine con Sergio Renán y Lucas Demare en la tan provocadora como experimental Humo de marihuana (1968). En su recorrido actoral, se forjó haciendo clásicos en el teatro San Martín hasta que descubrió su veta cómica y el estallido de las risas lo alentaron a seguir. Luis Brandoni lo recomendó por entonces en la Comedia Nacional y así descubrió la potencia de su naturalidad para el humor. Más tarde llegaron películas como El telo y la tele (1985), de la mano de Hugo Sofovich, y luego Brigada Explosiva (1986) con Moria Casán y Alberto Fernández de Rosa, Los bañeros más locos del mundo (1987) , junto a Guillermo Francella, Gino Reni, Berugo Carámbula y Mónica Gonzaga, Los Extermineitors (1989) y otros clásicos que desplegaron cada uno, una saga propia.

La televisión y el cine le daban descanso sólo para seguir trabajando en las temporadas a sala llena en Mar del Plata y Carlos Paz con el teatro revista y la comedia picaresca. Sin duda, un incansable.

En noviembre de 2017 se lo vio en el programa de Susana Giménez, delgado y desmejorado, hablando sobre su enfermedad. Con entereza compartió con el público lo que le estaba pasando: «Me agarró una neumonía y tenía un dolor muy fuerte en la cintura, entonces no se sabía de dónde venía, y me mandaron a hacer una tomografía computada, y apareció un tumor maligno en el pulmón». Contó también acerca de lo que debía afrontar. «Me armaron un tratamiento con tres sesiones de quimioterapia cada 21 días. No puedo explicar lo que se siente, te destroza, te agarran dolores insoportables de la cabeza a los pies, te arruina el físico. A mí me sacó el hambre por completo, bajé 15 kilos, me pongo comida en la boca y enseguida aparece el gusto a remedio porque tomo mucha medicación».

En diciembre, su ausencia en el programa final de la diva fue notoria. Giménez brindó en el escenario por él y dijo: «Nos está viendo desde terapia intensiva. Entra y sale, pero va a zafar». Luego se supo que había sufrido una intoxicación por uno de los medicamentos que le estaban suministrando, pero consiguió recuperarse.

Tuvo cuatro hijos, Emiliano (fruto de su primer matrimonio), Fernanda, Cecilia y Laura, que no era su hija biológica pero que él crió como tal. En lo personal fue un hombre familiero y adorado por sus nietos e hijos, que amaba trasladarse con su prole adonde estuviera haciendo temporada para alojar a todos en su casa de verano. Fue querido por sus colegas y reconocido por los productores y empresarios del ambiente. Y también por su público, que supo descubrir en él a un maestro de la improvisación, a un hombre capaz de disparar los chistes y los remates más impensados.