Se trata de una de las víctimas del «Clan Benítez» que sufrió torturas y vejaciones durante cuatro meses en una casa de Bahía Blanca. La mamá de la joven dio detalles del calvario.
Aldana García tiene de 18 años y es una de las víctimas del «Clan Benítez», que la mantenía a ella y otra chica encerradas en una vivienda de calle Güemes al 3.700, de la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, lugar donde eran sometidas a aberrantes vejaciones.
Esta joven, que pudo escapar y llegó a contarle cosas a su madre antes de desmayarse, permanece internada en la terapia intensiva del Hospital Penna donde los especialistas corroboraron los terribles ataques que padeció.
En las últimas horas el medio local La Brújula 24 accedió al testimonio de la madre de García quien fue entrevistada por la policía, y ante los uniformados recordó que su hija conoció a Fernando Benítez (uno de sus atacantes) a través de la red social Facebook en el último mes de octubre. Allí indicó que era un hombre celoso, obsesivo, y que no le dejaba tener redes sociales a la víctima.
Además, la mujer explicó que cada vez que intentaba comunicarse por teléfono con su hija, tenía que hacerlo al celular de su captor y siempre usando el altavoz. En tanto, si quería ir a verla, nunca lo lograba ya que le decían que no estaba o que no podía entrar al inmueble porque los perros «eran malos».
Recién volvió a verla el pasado lunes a las 6 de la mañana cuando con sus últimas fuerzas Aldana llegó a la casa de su madre y lo primero que dijo era que estaba bien y que todas las lesiones que tenía no eran culpa de Fernando. Pero antes de desvanecerse, se quebró y reconoció las aberrantes torturas que había sufrido.
Contó, por ejemplo, que el primer detenido del «Clan Benítez» le pegaba con un cinturón, que la drogaba para obligarla a tener sexo y que la violaba con un destornillador diciéndoles que así se haría mujer. Luego, todo eso sería corroborado en el hospital.
Detalles de la brutal relación
Según publicó el citado medio, en su declaración la mujer detalló una vez en que Aldana había podido ir a visitarla y notó que tenía marcas en el cuerpo. Un ojo morado y la mordedura de un perro en una de sus piernas. Pero la chica negaba cualquier tipo de agresión por parte de su pareja y alegaba siempre algún tipo de accidente.
Preocupada, ella quiso hacer la denuncia, pero no pudo. Cuando estaba en la comisaría recibió el llamado de su hija pidiéndole por favor que no lo hiciera. Le decía que estaba todo bien, que no se preocupara y finalmente, para no ocasionarle más problemas, no pudo más que hacerle caso a su pedido.