A Isabel «Chabela» Cantero (56 años) la mataron en junio de 2017 en medio de una feroz pelea en barrio La Flores, al sur de Rosario. La mujer era hermana de Ariel Máximo «Viejo» Cantero, el primer líder de Los Monos, condenado y encarcelado al igual que el resto de los cabecillas de la banda.
El homicidio deparó en una serie de sangrientas venganzas contra todos aquellos vecinos que participaron de la reyerta. El miércoles por la noche se perpetuó un nuevo asesinato, el quinto vinculado a este caso.
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El crimen de «Chabela» generó odios, recelos, exilios y mucha más violencia de la que ya se respiraba por aquel entonces en Las Flores, la barriada donde Los Monos construyeron su poder en el negocio narco. Aquella tarde de invierno, la mujer caminaba por la calle con su hija y su nieta cuando una vecina las atacó con furia. Primero a golpes. Y luego, a los tiros.
La hermana del «Viejo» Cantero murió camino al hospital. Su hija y nieta tuvieron que ser internadas con graves heridas. En el barrio señalaron a María de los Angeles «Pato» Schneider como autora de los disparos. «Disputa del territorio y viejas enemistades», resumieron los investigadores sobre las motivaciones de la balacera.
La Policía detuvo a Schneider, pero a los pocos días quedó en libertad. Las venganzas, como era de esperar, no tardaron en llegar.Primero incendiaron la casa en la que vivía con su marido, Sergio «Nango» Díaz, un hombre con vínculos en el mundo del delito. Los obligaron a irse de Las Flores.
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La pareja se escondió. Pero sus familiares directos quedaron expuestos. En los códigos mafiosos, las balas suelen ir direccionadas a las primeras ramificaciones del árbol genealógico.
Un mes más tarde, en un rancho precario ubicado a la vera de la autopista, fue ejecutado un hermano de Garay, cuñado de Schneider. Al poco tiempo, sicarios mataron de un tiro en la nuca a un hermano de la mujer.
Tras ese crimen, las aguas se calmaron durante algunos meses. Los ataques, sin embargo, volvieron en 2018. En enero fue ejecutado Garay con una ráfaga de diez disparos cuando iba bicicleta por avenida Circunvalación. Y en julio fue asesinado otro familiar de «Pato», también con mucha saña: ocho certeros disparos.
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La última venganza ocurrió este miércoles por la noche, en pleno barrio Las Flores, en un playón Municipal. La víctima fue un integrante de la familia Fernández, íntima de los Schneider. Desde una moto balearon a Juan Carlos (33 años) y un amigo suyo, quienes estaban sentados sobre un carro empujado por un caballo. Volvían de recolectar cartones cuando fueron atacados en medio de la oscuridad.
Fernández recibió media docena de disparos. Su acompañante se salvó de milagro. Los proyectiles impactaron en un brazo y en una pierna.
La familia de la víctima apuntó por el crimen contra los sobrinos del Viejo Cantero. Hasta hace poco tenían custodia policial permanente, asignada luego del crimen de Chabela. El patrullero se fue y la sangre volvió a correr en el barrio. «Tienen que hacer algo para que esta gente no siga matando», rogaron las hermanas de Fernández en su velatorio.